asomada por la ventanilla

sábado, 8 de febrero de 2020

Vesubio

Llega sin aliento
a su bordecito
al fin.

Ancha boca
mamma tierra
y ceniza.

sube y besa
besa y sube
y es su boca -otra vez-
que llama.

Voy a tirarme desde aquí arriba
ahora que el volcán duerme
y no hay lava.
Con los ojos abiertos
escuchando en silencio
el primer ladrido de un perro lejano
y el eco.

Tiene el pelo electrizado
gris, rizado
vuela.
No hay manera
de agarrarse
a nada.