-déjenme decir estas pavadas-
una espera activa, frente a una ventana o superficie; entrenando en serio técnicas y recursos, registrando el cuerpo en acción, velocidades, fuerzas, comprometiendo afectos, ritmos e intensidades...
pero ¡guay!
que se agarren el vecino, la policía y los psiquiatras cuando venga el momento del encuentro con el monstruo-grupo-bata...
¡cuánto más amplia!
viva
infinita
resonancia,
la madera
despierta
¡qué cantidad sin número
de dimensiones!
poro
parche
la mirada
¡qué ignota potencia!
espera
la metálica aleación de los platos
el abrazo
alucina
música en sí
ojalá se vuelvan
-pronto-
todas las pavadas