asomada por la ventanilla

martes, 14 de junio de 2022

Ya entra agujereando el sol por la persiana baja. Múltiple y miniatura se proyecta todo sobre las paredes, la cortina del baño, el espejito, la alacena, la única silla. Incontables partículas de polvo viajando por pequeñas autovías de luz, entre el afuera y la casa.

 Manta sobre manta sobre trapo y trapito la mantienen inmóvil, paralizada. ¿Hay alguien ahí? Algo leve -quizás los grititos que se cuelan con el viento por las rendijas sin burlete: ¿son chingolos peleándose en la puerta o les pibis que ya salen de la escuela? da igual-, algo le dice al oído que es tarde y durmió demasiado, fue suficiente el descanso y aunque haga frío hace falta salir. ¿Hace falta?

Es ese instante entre volver al mundo y quedarse más allá. Ser una humana más en la corriente vida, común y cotidiana o seguir bicho bolita, acorazada, infranqueable por el frío, sola y salva.

 Consigue levantar apenas el párpado del ojo izquierdo -el derecho está irremediablemente aplastado contra la tela de la funda de la almohada y ésta sobre el colchón, el elástico, la cama, más abajo el piso… brrrrrrr niemmmpedo va a pisar el suelo pelado, congelado, descalza. 

Mueve apenas los dedos gordos de los pies. Con ese único ojo abierto que tiene siente que debería buscar las medias; en algún momento de la noche decidieron irse de excursión hacia los confines, más allá; donde las sábanas caen en cascada y se pierden. ¿cuántas cosas habrán caído en ese abismo? 

El borde de la cama es un vórtice donde desaparecen bombachas, medias y quizás personas. 
La cama es chica pero ella también y así hecha un bollito, por ahora, ese abismo le va quedando lejos. 

#sol #bollito #dedogordo #vórtice  #bombachas

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